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sábado, 23 de marzo de 2013

Las catacumbas.




Las catacumbas.
Echo por: Priya Elfen Lied
Algunas complementaciones de redaccion: Kimchi Jae Woo/ Yui Takanashi
Correcion :  Kimchi Jae Woo/ Yui Takanashi

“Era un día normal, yo estaba caminando por el bosque curioseando, estaba aburrido, sólo quería diversión, fue entonces cuando encontré un convento abandonado, entré en ese lugar y algo llamó mi atención, era algo parecido a un sótano, pero no lo era.


Entré en ese lugar, estaba frío y húmedo, mi curiosidad ganó y comencé a caminar dentro de ese lugar oscuro y sombrío. Encendí mi celular y comencé a caminar despacio.


Todo era tan misterioso y sombrío que me daban más ganas de curiosear para saber más a fondo, fue el mayor error que pude haber cometido en mi vida de adolescente, el piso tenía unas piedras.


Pronto mi cabeza chocó contra el techo así que tuve que poner una mano encima mío y seguí caminando, una mano encima de mi cabeza y la otra delante mío con el celular que era mi único guía en aquella oscuridad.
Entonces escuché una voz, una voz espeluznante que aunque fuera de otra persona de mi misma edad era terrorífico.


X: Your unique guide is your spirit. -sonó la voz de la oscuridad-


Algo me empujó y caí al suelo perdiendo mi celular entre las sombras, por consiguiente me paré y aunque traté de encontrarlo nunca lo encontré, comencé a buscar desesperado la salida. Solo la oscuridad me rodeaba, traté de correr pero una piedra chocó contra mi cabeza y caí de nuevo al suelo frío y húmedo que tenía rastros de agua.


Toqué mi frente y sentí que sangraba, estaba asustado y no sabía que hacer o hasta donde llegarían esas catacumbas o hasta donde podría llegar yo y comencé a gritar.


Yo: ¡Ayuda alguien, sáquenme de aquí, por favor! -comencé a llorar, el miedo me estaba devorando-


X: Shhh In this place your voice wont be listen -susurró la voz-


Escuché a la perfección lo que dijo y me paré y corrí teniendo más cuidado, tropezaba pero no me caía, sentía una respiración por encima de mi cuello, no estaba decidido a voltear, cada vez más sentía que estaba cerca pero la respiración se me fue y caí al suelo por la falta de aire, hacía más frío de cuando había entrado.


Yo: Mamá papá ¿dónde demonios están? -dije con fuerza, traté de gatear pero sentí algo duro, lo comencé a tocar más y era un hueso, toqué más a fondo y era el cadáver de una persona-


Comencé a gritar más y me hice hacia un lado, estaba a pavorido, temblaba de miedo y de frío, el frío más intenso que jamás había sentido antes, escuché los pasos de una persona.


Yo: Gracias al cielo, estoy sal-... -mi voz se detuvo, frente a mi estaba un chico con una máscara y una túnica, parecía ser de un monje-
Me paralicé y este chico bajó hasta la altura de mis ojos y tocó mi mentón susurrándome.


X: Shh Your voice wont be listen -rio levemente-


Me aterroricé más y comencé a gatear de nuevo desesperado, mis esperanzas se iban pero no me importó, yo sólo quería vivir y logré salir del terrible lugar que por diversión me había adentrado, salí corriendo y llorando del lugar.

 Tallé mis ojos y vi al chico de las catacumbas.
X: Shh Your voice wont be listen -sacó un martillo y clavos-
Yo: N-no no detente -comencé a llorar de nuevo y tomó mi mano y fue clavando clavos en cada una de mis articulaciones-


El dolor era inmenso, grité, lloré y pataleé, nada funcionó, volví a desmayarme
Llegué a casa y mi mamá me vio, me desmayé cayendo a las escaleras de mi casa, me llevaron al hospital y desperté en un cuarto blanco.


Yo: ¿Qué pasó? -veía todo borroso-, cuando desperté mi mano había sido enyesada, mi mamá lloraba, ella no sabía que pasaba, pero yo tampoco lo sabía.”


Este pequeño texto fue encontrado en un celular que su dueño aún se desconoce.
De este convento se cuentan miles de historias pero hasta ahora solo la de Zaid ha sido comprobada.
Para los curiosos que quieran enterarse de cada cosa terrible que se dio en aquel convento aquí les dejo lo que de Zaid cuentan:

“Hace tiempo en ese convento había un chico llamado Zaid, era un joven aprendiz de monje que era muy descuidado e inquieto.
Un día dicho aprendiz bajó a la catacumbas pero nunca logró salir, nunca se supo la razón solo hay una sospecha de que un monje lo asesinó antes de que saliera, nunca volvieron a ver a Zaid.
Esto lo escribo para que nunca pero nunca entren solos a unas catacumbas, porque una vez que entres: cierra tus ojos y reza para tu Dios ya que será la última vez que verás tu mundo como lo ves ahora.”

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